Seguidores

Entra ya en mi otro blog y descubrirás otras cosas(;

Todo comienza con el sueño de alguien - Larry Niven

miércoles, 25 de abril de 2012

Otro prototipo más de niña de papá.

-Si sueñas, sueña bien.-Dijo Cristina mientras se recostaba en el asiento del copiloto.
-Cierra el pico. David me comprará el anillo para nuestro aniversario.-Rechistó Marina mientras seguía con los ojos fijos en la carretera.
Cristina reía, cada vez más fuerte. Sus carcajadas empezaban a molestarle.
-Cielo, el anillo que tu quieres vale más de cien euros. No creo que tu ''noviete'' sea tan rico como para permitirse ese dineral.
-Primero, no es mi noviete. Y segundo, ¿que pasa si es rico? ¿tienes algún problema con ellos?
El silencio reinó en el coche. Marina conducía, cada vez más nerviosa. Por fin llegaron a un semáforo en rojo y pudo descansar.
-Pues si, la verdad. Tiene mucho dinero y mientras, la gente se muere de hambre en países pobres.
Cristina se cruzó de brazos y giró la cabeza esquivando su mirada.
-David no es así. Ni siquiera lo conoces.
Cristina se mordió el labio inferior.
-Sé que no todos son iguales, o al menos empiezan siendo buenas personas, pero al final la avaricia y todo el dinero por el que según ellos ''luchan'' les acaba haciendo iguales.
Marina sabía que en el fondo tenía razón, el dinero siempre acababa poseyendo a las personas y toda la humanidad que podía existir en ellas se perdía por completo en la mayoría de los casos. Pero David no era como otros ricos del montón, al menos no para ella.
El semáforo se puso en verde y siguió conduciendo.
-Ya estamos llegando.-Dijo mientras tomaba una curva a la izquierda para ir hacia los aparcamientos del hospital.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
Ella asintió poco convencida.
-¿Por qué te apuntaste para ser animadora hospitalaria?
Se quedó pensativa unos instantes.
-Supongo que porque me encanta ver a los niños disfrutar. Aunque estén enfermos, creo que se merecen ser felices.
 El silencio volvió a reinar cuando Marina encontró un aparcamiento. Aparcó tal y como le habían enseñado en la autoescuela y salió del coche.Cristina salió después.
-¿Por qué me lo has preguntado?
-No eres el tipo de persona que haría esto.
Abrió los ojos de par en par, ¿le había dicho lo que ella pensaba?
-¿Por qué dices eso?
-Bueno, está claro que eres uno de los prototipos más de niña de papá.
A Marina le cabreó bastante así que pasó completamente de su comentario y entró en el hospital dirigiéndose a  la sala de juegos. Antes, saludó a una de las recepcionistas jóvenes que ocupaban la entrada del hospital.
Cristina la llamó mil veces pero ella se hizo oídos sordos. Al fin y al cabo no sabía que hacía hablando con un prototipo más de niña de papá.
Al entrar todos los niños le dieron la bienvenida. Las madres salieron fuera dejándolas al cargo.
Primero jugaron a la gallinita ciega. Al principio, le tocó a Cristina, después a uno de los niños mayores, Alfonso.
Jugaron a uno de los juegos de mesa que ocupaban la estantería.
Mientras jugaban Marina la vio de nuevo. Andrea, leyendo como siempre al lado de la ventana. Entonces recordó que le había traído algo. Sacó un libro de su bolso y fue hacia ella.
-¡Hola!.-Le saludó.
-Otra vez tú.
Rió e ignoró su comentario.
-¿Cómo vas con el libro?
Andrea le enseñó el libro alzándolo.
-Último capítulo.
-¡Genial! Porque te he traído un regalo.
Le enseñó el libro y lo colocó en sus manos. Andrea abrió la boca en forma de O.
-¿Estudio en escarlata?
-Si, me dijiste que no te lo habías leído y, en fin, ¿te gusta?
-¿Para mí?
-Pues claro, yo me lo leí hace tiempo, ya no lo voy a volver a leer. Para ti.
Andrea se quedó confusa.
-¿Por qué haces esto?
-Me caes bien, y además este es mi favorito, te va a gustar.
Marina le sonrió y de repente oyó la voz de Cristina llamándola. Esta vez no la ignoró.
Se giró y vio como le hacía una serie de señales.
Entonces lo comprendió, había pasado el tiempo y ya era hora de irse.
Se despidió de todos, en especial de Andrea y le confortó ver como sujetaba el libro entre sus manos, protegiéndolo. En realidad, aunque no lo transmitiese, le hacía feliz esa clase de regalos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario