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Todo comienza con el sueño de alguien - Larry Niven

jueves, 19 de abril de 2012

El primer día.

''Cuando crees en algo, luchas por ello. Nunca es fácil y si lo resulta, entonces es que no has creído de verdad en ello. Todo lo que hay en la vida es sufrido, basta con que te preocupes un poco y confíes.''
Marina recordó las palabras que su padre le había dicho después de enterarse que su hija sería animadora hospitalaria. Cuando abrió los ojos se encontró el hospital en frente suya. Cristina, su compañera a la que acababa de conocer y con la que acababa de congeniar durante el trayecto le acarició el brazo haciéndole señas con la cabeza para que entrase.
Nunca había conocido a una persona tan entusiasta como ella. Era una joven muy atractiva, pelo largo, rubio y rizado, ojos grises, alta, piel clara.
Pero sin duda, lo que más le gustaba de ella era su sentido del humor.
Cruzaron las puertas acristaladas y se adentraron en aquel inmenso hospital que se había convertido en el hogar de muchas personas.
Con toda la valentía cogida en sus pulmones fue hasta recepción.
-Perdone, somos las nuevas animadoras. ¿Nos puede decir dónde está la sala a la que tenemos que ir?
La recepcionista miró sobre sus cuadradas gafas y las estudió de arriba a abajo.
-Claro, la tercera planta. A partir de ahí no os perderéis, creerme.
Asintieron dándole las gracias después y cogieron el ascensor. Cuando les dejó en la tercera planta se dieron cuenta de por qué la recepcionista había dicho que no se perderían. Los gritos se oían por toda la planta. Caminaron guiándose por las risas de los niños. Hasta que al fin llegaron a una puerta grande y acristalada. En ella había un cartel que anunciaba la sala de juegos para niños.
Cristina entró primero y Marina oyó como los gritos se apagaron y el silencio reinaba seguramente por primera vez en varios meses en aquella planta
Entró con disimulo pero eso era casi imposible. Notó todas las miradas de niños inocentes clavadas en ella. O mejor dicho en ellas.
Una madre se acercó hasta Cristina y le preguntó algo en voz baja.
-Somos las animadoras.-Contestó esta.
Las madres asintieron a la vez y se marcharon de la habitación dejándolas al mando.
Cristina la miró de reojo para que dijese algo.
-Buenos días, somos las nuevas animadoras del centro. Ella es Cristina y yo soy Marina.
-Me gusta tu nombre.-Le dijo una niña que jugaba en uno de los ordenadores.
-Gracias.-Contestó y le sonrió.
Cristina, contenta por la presentación dio una palmada para que la escuchasen a ella.
-Bueno, yo he pensado que el primer juego que podemos hacer es el de el escondite. ¿Os parece bien?
Los niños dijeron que sí al unísono y todos se levantaron para ir con ellas. Empezaron a contar, esta vez era Cristina quien contaba. Marina ayudó a los más pequeños a esconderse, se escondió con ellos e incluso le chivó algunos escondites a su compañera para que el juego se hiciese mas ameno. Otras veces le tocaba a ella contar, aunque esta vez no había nadie que le ayudase a encontrar a los niños.
Cuando hubo encontrado a algunos y se hubo librado de volver a contar vio a una chica sentada en el umbral un ventanal grande que había al fondo de la habitación.
Le hizo un gesto a Cristina para que continuase con el juego. Mientras, ella se acercó hasta la joven de pelo oscuro que leía.
-Hola.-Le saludó.
Al principio no contestó, pero después pudo ver como la joven apartaba la vista del libro y la observaba.
-Hola.-Contestó.
-¿Qué lees?
-Una novela de Arthur Conan Doyle.
-¿Sherlock Holmes?
La joven enarcó la ceja derecha y miró fijamente a Marina.
-Sí.
-¿Te los has leído todos?
Negó con la cabeza y siguió sumergida en la novela.
-¿Es la primera novela que te lees?
La joven morena le miró extrañada y asustada.
-He leído más novelas en mi vida, no es el primer libro con más de 5 páginas que cojo.
Marina rió sabiendo que había malinterpretado su pregunta.
-Lo sé, me refiero a que si es el primer libro de Arthur Conan Doyle que lees.
-Sabía a lo que te referías y sí, es el primero.
-Verás como te gustan.-Le sonrió.-¿Como te llamas?
-Andrea.-Respondió sin apartar la vista del libro.-Y tengo catorce años.-Cerró el libro dejando el marca páginas dentro y la miró.-Así te ahorro preguntas.
-Encantada.Yo soy Marina y tengo dieciocho años.Estudio Enfermería, es mi primer año y soy la nueva animadora. Me encanta leer, al parecer igual que a ti y soy de Madrid.
Andrea la observó extrañada, como si fuesen muchas respuestas las que había soltado.
-A si te ahorro las preguntas.-Señaló Marina y sonrió.
-¿Por qué haces enfermería?
-Bueno, supongo que me gusta cuidar de las personas que lo necesitan y los enfermos lo necesitan.¿No crees?
Andrea rechistó con los labios e hizo una mueca.
-Yo estoy enferma y no necesito a nadie que me cuide ni que venga a jugar conmigo. Como puedes ver, con un libro me apaño.
Marina rió de nuevo, esta vez con más intensidad.
-¿Juegas?
-No.
-Como quieras. Si te entran ganas ya sabes que serás bienvenida.
-Eso me lo suponía.
Marina se levantó y fue directa hasta donde Cristina seguía jugando con los niños, esta vez al pañuelo.
-Por cierto, ¿tienes más libros de Arthur?
-No.-Respondió como siempre, sin apartar la vista de la página.
Marina asintió.
-¿Por qué?
Marina ignoró la pregunta y volvió con su compañera. Sería una experiencia muy larga, pensó.




4 comentarios:

  1. Me encanta tu historia! Sigue escribiendo(: Te sigo ya:))

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  2. Gracias(: Tienes blog? Así te sigo yo también!

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  3. Holaaaaa,me gusta mucho tu historia,metete en mi blog odiolagentemala.blogspot.com que te tengo una cosa preparada en la última entrada,un besooo;)

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  4. Graciaas por el premio, hoy ya no puedo ( se me acaba el tiempo xD) Pero mañana te prometo que hago la entrada. Gracias prmioooor!

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